En función de hacer valer derechos e impulsar los cambios que mejoren la vida de los ciudadanos, la sociedad civil procura elevar la escala de visibilidad y resonancia de los asuntos que requieren atención y respuesta por parte de las instituciones locales, nacionales e internacionales a las que conciernen responsabilidades o facultades para exigir su cumplimiento.
La influencia también puede ser ejercida por grupos de interés particular o sectores con poder, inclusive de manera secreta. Los actores de la sociedad civil, por el contrario, buscan colocar a la vista de todos los fines que se persiguen a través del debate de ideas y la interlocución con los actores que deciden, exigiendo normas e instituciones visibles, universales y sometidas al escrutinio público.
La incidencia pública exige a la sociedad civil compartir visiones sobre el conjunto de los problemas de la sociedad y estrechar sus interdependencias en torno a intereses más amplios y diversos por el bien común. A las instituciones públicas en cambio exige la obligación de facilitar los mecanismos de participación más efectivos para que la voz ciudadana sea tomada en cuenta en las decisiones.