Los defensores de DDHH están más expuestos a riesgos. Con frecuencia, estos riesgos tienen que ver con ciertos rasgos de su labor:

  1. Protegen a quienes son objeto de menosprecio, discriminación, violencia y prácticas excluyentes u opresivas. Muchas veces existen riesgos por el hecho de defender activamente a personas discriminadas.
  2. Están presentes y ocupan la primera línea al frente de la defensa de DDHH, en todos los contextos sin importar la naturaleza y dimensión de los conflictos.
  3. Denuncian, documentan, elaboran informes, atraen la atención pública y exigen poner fin a los abusos o arbitrariedades del poder y sancionar a los responsables, independientemente de su estatus político, económico, social o cultural.
  4. Procuran la protección de los DDHH sin distingo de ninguna clase y mantienen distancia de otros intereses que puedan desviarlos de este fin.
  5. En los DDHH y no en quiénes sean las víctimas o qué intereses puedan ser afectados, radican valores, conductas y acciones.

Los riesgos varían de acuerdo con el campo específico de trabajo, el entorno que envuelve las violaciones, el grado y alcance del poder detrás de los ataques para hacer daño y las condiciones de protección con las que se cuenta. Los defensores de DDHH en riesgo, son personas o grupos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad a estos ataques o ya han sido objetivo de ellos en más de una oportunidad.

En estos casos es fundamental monitorear y documentar los riesgos y el tipo de ataques a los que están expuestos, así como gestionar su acceso a redes de apoyo y protección a nivel nacional e internacional.

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