(Caracas, 18.03.2019. Una Ventana a la Libertad). Este trabajo fue dirigido por la Dra. Magaly Huggins Castañeda, reconocida experta en el tema y el equipo de investigadores de UVL en 15 estados del país. A  fin de hacer visible la situación que viven las mujeres reclusas en su vida cotidiana dentro de los diferentes Centros de Detención Preventiva (CDP) a nivel nacional, los Anexos Femeninos de las prisiones para hombres delincuentes y las instituciones de mujeres para que las reclusas cumplan sus condenas en nuestro país.

Una Ventana a la Libertad (UVL), presentó este lunes 18 de marzo el estudio “Situación de las mujeres privadas de libertad en Venezuela. (Una narrativa desde las vivencias)”. Partiendo de una lista de indicadores se entrevistaron más de doce mujeres ex reclusas y reclusas, algunas de las cuales estaban cumpliendo su condena. Además, se realizó una historia de vida a una mujer venezolana que vivió lo que ella llama su vía crucis, en el Anexo Femenino del Centro Penitenciario de Aragua, más conocido como Tocorón.

La doctora Magaly, indicó que en 2018, en las entrevistas realizadas a mujeres detenidas en estos centros la falta de visitas es una queja constante y dolorosa. «Un hombre cae preso y las mujeres los visitamos. La mujer cae presa y la familia se olvida de ella». No estamos en capacidad de afirmar que las olvidan, pero sí que muchas veces cuando ellas están detenidas sus madres y/o hermanas son las que cuidan a sus hijos y no pueden visitarlas frecuentemente. Aquí vemos el sesgo de género que la cultura nos ha impuesto, ellas los visitan y cuidan si ellos están presos pero, a ellas nadie las cuida y menos las visitan.

Las mujeres presas no tienen derechos, por lo tanto, aun cuando sus ideas puedan ser un aporte para la paz institucional se les niega todo derecho a opinar o proponer; de allí las múltiples violaciones a las normas que se cometen en las prisiones. Esto hoy en día no es extraño en los anexos femeninos de las prisiones de hombres.

En el informe, se pueden obsevar las denuncias  que las mujeres privadas de libertad hacen por la  falta de agua constantemente, tanto para tomar como para su higiene personal, lo cual es considerado un problema crónico tanto en Uribana como en Fénix, pues carecen de suministro de agua por tuberías y sólo se surten con camiones cisternas. Es decir, las condiciones en este anexo femenino parecerían no tener nada que envidiarle a los centros de detención preventiva. En relación con el anexo femenino del Centro Penitenciario Fénix se encuentran 195 mujeres reclusas todas cumpliendo sentencia, contrario a lo que podríamos esperar por los retrasos procesales que son constante queja de las demás reclusas. En este anexo la información del número de reclusas proviene de «la Pastoral Penitenciaria de Barquisimeto que pertenece a la Arquidiócesis de Barquisimeto, quienes todos los domingos ofician misa en el lugar y están en constante trabajo dentro de la Comunidad Penitenciara».

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