El Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), el Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela, la Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición, la Fundación 5 al día, el Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela y el Centro de Investigaciones Agro-Alimentarias de la Universidad de Los Andes (Ciaal), en conjunto con varias organizaciones, han decidido pronunciarse ante el más reciente informe publicado por Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (Fao por sus siglas en inglés), denominado “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional: Sistemas alimentarios sostenibles para poner fin al hambre y la malnutrición. América Latina y el Caribe, 2016”, en virtud de la ausencia de información importante, real y verídica, sobre la situación alimentaria de Venezuela.
En el comunicado, donde se plantean una serie de preguntas y comentarios, se explica que el deterioro de la situación alimentaria, nutricional y de salud en Venezuela se ha profundizado durante el último trienio 2014-2016, cuando los indicadores de alimentación, nutrición y salud han exhibido cifras nunca antes vistas en Venezuela, con el surgimiento de fenómenos que expresan situaciones extremas de inseguridad alimentaria y hambre en toda la población, en especial en los grupos vulnerables.
Por ello llama la atención el hecho de que diversos aspectos relevantes para Venezuela quedan sin ser analizados en el informe que publica la FAO, el cual se nutre de los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (entidad que por ley le corresponde suministrar los datos oficiales a los organismos internacionales).
Desde el comienzo del Informe se señala que América Latina y el Caribe se adelantó al resto del mundo al establecer sus propias metas para la erradicación del hambre para el año 2025. Igualmente, que los países de la región adquirieron compromisos al aprobar el “Plan de aplicación integral sobre nutrición materna, del lactante y del niño pequeño”, donde “se comprometieron a disminuir la desnutrición, el sobrepeso, la anemia y a aumentar la prevalencia de la lactancia materna antes del 2025”. La pregunta que surge frente a esto, es ¿cuál es el compromiso puntual e individual que adquirió Venezuela para cumplir con esta meta?
Además de omitir información, el informe de la FAO incluye cifras desactualizadas sobre Venezuela. En el caso de las tasas de mortalidad materna, en menores de 5 años y neonatal de Venezuela, estas solo aparecen representadas a través de gráficos. No fueron tomados en cuenta los datos oficiales de la propia Memoria y Cuenta del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), presentada en 2015 ante la Asamblea Nacional, que muestra cifras alarmantes en el aumento del porcentaje de mortalidad materna, que fue 5,5 veces más alto que el valor registrado en el año 2012.
Además, es importante resaltar que la tasa de mortalidad neonatal reportada en este informe de la FAO no coincide con los resultados presentados por el MPPS en su Memoria y Cuenta 2015, que muestran un exorbitante aumento, 100 veces mayor al porcentaje de muertes neonatales / nacimientos vivos registrados con respecto a 2012.
Con respecto a la disponibilidad de alimentos entre 2014 y 2015, el Informe no ofrece ningún análisis ante la gran diferencia, por defecto, que presenta Venezuela respecto a otros países en la cifra de importación de alimentos. No debe olvidarse que tanto las importaciones como exportaciones de alimentos en Venezuela registraron una importante reducción, acompañada de la disminución de la producción nacional de alimentos.
Y en cuanto a la disponibilidad por grupos de alimentos correspondiente a las distintas regiones del mundo y de América Latina y el Caribe (expresadas en gramos/persona/día), en el Informe de la FAO llama la atención que la información incluida corresponde a los años 2009, 2010 y 2011, período en el cual la situación en Venezuela era completamente distinta.
Por otra parte, y en cuanto a la evolución de la desnutrición infantil crónica en países de la región, merece destacarse que hasta el año 2015 fue favorable. Los datos venezolanos corresponden al período 1990-2009, durante el cual se observó una reducción de esta prevalencia con un valor de 13,4% para 2009, pero preocupa además que Venezuela, en las condiciones de pobreza que se encuentra desde los últimos años, no reporte este dato desde 2009.
Estos son solo algunos de los aspectos abordados en el comunicado emitido por las organizaciones científicas, académicas y de la sociedad civil que lo suscriben, y que al final representan argumentos para solicitarle a las agencias internacionales del Sistema de Naciones Unidas asumir como prioridad la protección de los derechos humanos y de la población civil, tal y como está establecido en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y como fue exhortado en 2013 por el entonces Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, al firmar la iniciativa denominada “Derechos Humanos Primer Lugar” (Human Rights Up Front).
No alertar acerca de la situación alimentaria y nutricional venezolana actual podría ser considerado como una violación al mandato “Derechos Humanos en Primer Lugar”, cuando el personal en terreno local de las agencias del Sistema de Naciones Unidas no reporta a sus respectivas sedes la verdadera situación de la población (en este caso, la venezolana), advierte el comunicado en respuesta al informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional: Sistemas alimentarios sostenibles para poner fin al hambre y la malnutrición. América Latina y el Caribe, 2016”, divulgado por la FAO en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud, el 19 de enero de este año.
Puede leer el informe completo aquí