(Caracas, 07.04.2021. Dejusticia). Este informe es el resultado de un análisis de las barreras que enfrentan las organizaciones de la sociedad civil venezolana, pero también de sus acciones de resistencia y resiliencia para seguir defendiendo los derechos humanos.

Defender los derechos humanos en Venezuela: retos de la sociedad civil para enfrentar el cierre del espacio democrático es una investigación que surge con el fin de amplificar las voces de los y las activistas venezolanos hacia la región, visibilizar la precaria situación que padecen, las estrategias adoptadas para impulsar el movimiento y, como resultado, dar una serie de recomendaciones a otros actores de la región que tengan dentro de su agenda el apoyo al movimiento de derechos humanos en Venezuela.

La recolección de información se hizo a través  de entrevistas semiestructuradas a defensores y defensoras de derechos humanos que trabajan en treinta organizaciones con cobertura nacional o regional, en siete ciudades de Venezuela. Dentro del diagnóstico se identificaron una serie de desafíos y tensiones que enfrentan las organizaciones, así como las estrategias de resiliencia que les han sido útiles para sobrellevar las dificultades.

Entre las principales barreras que impiden o dificultan a las organizaciones desarrollar su trabajo y cumplir los objetivos planteados conforme a su planeación se encuentran los ataques a la seguridad e integridad personal y organizacional, la ausencia de institucionalidad y las restricciones legislativas y financieras. Asimismo, las organizaciones entrevistadas destacaron obstáculos indirectos como las dificultades al momento de acceder a servicios públicos, la débil infraestructura de las organizaciones, la poca relación con donantes y la situación financiera de las organizaciones.

Con el fin de contribuir al fortalecimiento del movimiento de derechos humanos venezolano, esta investigación presenta una serie de recomendaciones para los distintos actores que podrían contribuir a la subsistencia de las organizaciones en Venezuela. Aquí las principales:

  • Pasar de apoyos puntuales a alianzas duraderas: con el fin de contribuir eficazmente al fortalecimiento de las organizaciones, se recomienda pensar las alianzas por periodos extensos de tiempo. Una forma de afianzar alianzas duraderas es actuando como organizaciones “paraguas” mediante la canalización de proyectos y fondos.
  • Acompañar a organizaciones pequeñas y con experiencia limitada: esto contribuiría a la formulación de proyectos y al fortalecimiento de su capacidad de planificación y rendición de cuentas. También conviene flexibilizar algunos de los requisitos que son de difícil cumplimiento dado el contexto venezolano.
  • Fomentar el intercambio de investigadores y experiencias de trabajo: las estrategias de colaboración y asistencia directa aumentan la posibilidad de tener resultados provechosos para el movimiento.
  • Priorizar a las organizaciones ubicadas en lugares diferentes a Caracas: las organizaciones que operan en otras regiones del país desarrollan un trabajo trascendental, pues la mayor vulneración de derechos humanos se concentra en estos territorios y los defensores y defensoras que allí trabajan tienen un contacto único con esas realidades. Sin embargo, se sienten aislados y en ocasiones desarticulados. 
  • Promover incentivos: impulsar la entrega de becas, premios, pasantías remuneradas, aportes individuales, entre otros, que ayuden a generar ambientes seguros y propicios para el trabajo, la reflexión y el desarrollo de competencias.

Se espera que esta investigación se convierta en una herramienta útil para todas las personas que quieran apoyar al movimiento de derechos humanos en Venezuela. 

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