(Caracas 30/06/2017. VVV). Voces Vitales Venezuela como organización no gubernamental dedicada al fortalecimiento del liderazgo de la mujeres en nuestro país, a la defensa de sus derechos humanos y a la lucha contra la violencia de género, se une al numeroso grupo de organizaciones nacionales e internacionales que contemplan con angustia y repudio la situación de deterioro de los derechos humanos en Venezuela, reflejada especialmente en la forma inaceptable con la cual las fuerzas de seguridad del Estado han reprimido las protestas pacíficas.
Numerosos heridos son el reflejo del uso de la fuerza de forma desproporcionada por parte de funcionarios armados con todo tipo de municiones contra civiles que sólo empuñan su voz por la democracia y desfilan por las calles de Caracas y de todo el país con la intención de que se les escuche.
Asimismo, muchos manifestantes han sido encarcelados arbitrariamente, y sometidos a procesos militares en una flagrante violación a sus derechos y garantías constitucionales, en contra además de los principios universales y convenciones de derechos humanos, que el propio Ministerio Público ha venido denunciado.
De los numerosos afectados, agredidos física y jurídicamente, una gran parte son mujeres e hijos, hermanos o parejas también de mujeres que los apoyan en su lucha pacífica y que además sufren, como la inmensa mayoría de la población, una situación insostenible de escasez de alimentos y medicinas y de sometimiento al hampa común descontrolada.
Voces Vitales Venezuela, rechaza contundentemente esa violencia política y de los cuerpos represivos de seguridad del Estado contra las valientes mujeres venezolanas que luchan por la democracia y la libertad, y exhorta al gobierno venezolano a que cambie radicalmente su actitud, y retome la ruta de la democracia.
Exigimos respeto al derecho de manifestar pacíficamente, a la integridad personal y a los derechos humanos y jurídicos de los manifestantes, hombres y mujeres que luchan por una mejor Venezuela para ellos y sus hijos y por la construcción de una sociedad respetuosa de los derechos humanos, donde todas las personas puedan ejercer sin temor el derecho a la protesta pacífica como una forma de ejercicio de participación democrática.