El gobierno de Maduro ha mostrado un acentuado talante autoritario. Actúa por fuera de las leyes cuando le estorban a sus intereses “revolucionarios”; hace de la intolerancia, intimidación y persecución a quienes critican sus decisiones conducta habitual del Estado. También ha profundizado el militarismo, dando múltiples aumentos de sueldos y prebendas a ese sector, aumentando su presencia en el gobierno, y siguiendo una lógica militar como estilo de gobernar. El gesto del Presidente después del 8D de reunirse con alcaldes de oposición electos y decirle al país que está dispuesto a trabajar con ellos, contradice esas tendencias. Pronto sabremos si el gesto fue sincero.Pinta también difícil el 2014. La economía parece que seguirá errática, el desabastecimiento e inflación persistirán, el dólar continuará caro y escaso, medidas impopulares son inevitables. Seguramente fue por esto que Maduro aminoró “por ahora” su feroz enfrentamiento con la mitad del país que resiste su proyecto político. De darse algún cambio, los polos políticos en pugna podrían comenzar a relacionarse de manera más civilizada y democrática.
Como ciudadanos participativos nuestra apuesta seguirá siendo por una mejor Venezuela. Para ello hará falta construir más ciudadanía, aprendiendo a superar los condicionantes que nos someten al vasallaje y al clientelismo del Petroestado y su gobierno de turno. En vez de sólo pensar en cómo abordar 2014, miremos más allá, abrámonos a ideas y estrategias de mayor plazo para revertir el retroceso que ahora padecemos. Mis deseos son porque luchemos por la vuelta a la Constitución y su democracia participativa.
Investigadora de la UCV.
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